viernes, 21 de noviembre de 2014

Carta a una ilusión

Hace treinta y un años que entré por primera vez en el Estadio Municipal de Riazor, ya llovió en La Coruña, el Deportivo jugaba un partido de Segunda División, no sé si era contra el Mollerusa o el Murcia. Nunca pensé que iba a ver a mi equipo, el Real Club Deportivo de La Coruña, haciendo gestas imposibles, ganando en Old Trafford, en el Parque de los Príncipes… una Liga, Supercopas, la famosa Copa del Centenariazo… Había gente que me decía que íbamos a llegar a esa cima. Yo siempre pensé que era imposible. De la época en que yo iba a Riazor jugaban los Vara, Donowa, Jorge, Santi Francés y un largo etcétera de jugadores desconocidos que, no “existían” para los periódicos nacionales ni para las radios, solo las locales. No éramos un equipo que salíamos habitualmente en los medios, solo cuando ascendíamos o descendíamos y la obligada referencia cuando navegábamos circunstancialmente por Primera División, si lo hacían los grandes el Barça, Real Madrid… Recuerdo ver en Riazor, en un Teresa Herrera, a Ricardo Gallego, Butragueño, Guardiola, Paolo Futre, Koeman… equipos como el Bayern de Munich, Paris St. Germain, Real Madrid, Atlético de Madrid, Barcelona… Grandes equipos y grandes estrellas de la época que esperabas todo el año para que llegase ese momento.
Siempre hay un pero en toda historia. Y en esta también lo hubo. Conseguimos subir a la cima del fútbol español, diría más, europeo y mundial. La génesis arranca con dos goles de Stojadinović y un incendio que espantaba las meigas para que el Deportivo ascendiera. Toda una ciudad se echa a la calle y disfruta de un ascenso en el año 1991, ascenso que allá por el año 84 cuando yo era una niña, me parecía imposible. Llega lo bueno, nos mantenemos durante más de veinte años en la élite del fútbol español. Todos conocéis el resto de la historia.
Volvamos al presente. Último en la tabla. Después de 7 jornadas disputadas aparecen las pintadas en Riazor contra el presidente y entrenador. Declaraciones por ambos bandos, jugadores y Consejo de Administración. Unos piden perdón, otros no. Unos dicen, otros desdicen… creo que llegó el momento en el que todos y cuando digo todos, Consejo de Administración, jugadores, técnicos, afición deberíamos estar más unidos que nunca. Hemos demostrado que si remamos hacia el mismo lugar conseguimos cosas. Es la única forma de poder salvar el barco. Que entre todos consigamos que no se hunda. Porque si sucede, nos ahogamos todos.
No busquemos más culpables, busquemos soluciones y miremos hacia el horizonte donde nos espera la meta: LA PERMANENCIA



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